Menos mal que vivo en España...

Hoy salió un artículo en EL PAÍS en el que hablaban sobre las medidas que algunos países de la Unión Europea están adoptando individualmente al no llegar a un consenso con el resto de países miembros.
No voy a entrar en detalles ya que está perfectamente descrito en este artículo: http://www.elpais.com/articulo/internacional/puertas/cierran/Europa/elpepuint/20100209elpepiint_3/Tes Bajo el título: Las puertas se cierran en Europa me hacen pensar en mi situación personal: una inmigrante, aunque odio esa palabra, mexicana, joven, profesional, con ingresos que son muy superiores al del resto de inmigrantes en relación horas laboradas: gano lo mismo que un albañil o un camarero que se deja la piel durante 5 días de la semana por más de 10 horas pero yo solamente trabajo 8 días al mes.
No me enorgullece, al contrario, fue precisamente ese tiempo de sobra el que me hizo abrir este blog pero también me pone a pensar en la situación de la gente que no ha tenido  las mismas oportunidades que yo: estudiar en las mejores escuelas de México, de las más punteras a nivel Latinoamérica y en una Universidad reconocida a nivel mundial. ¿Qué hice para merecer esto? ¿Qué hice para merecer una residencia? Mis padres fundamentalmente que también se dejaron la piel en su momento, el tener TODO lo que cualquier mujer de clase media alta mexicana tiene, a nuestro nivel, claro, y muchas cosas más que son de índole personal pero el punto es: ¿Qué va a hacer esta gente que no logre aprobar los exámenes de los distintos países? ¿volver a los suyos? ¿Los países de la UE habrán meditado acerca de la importancia que, no solo a nivel personal ni pasional como en el mío, tiene una nacionalidad de nacimiento? Es que no es solamente quitar una y poner otra, no!
Como siempre tengo dolor estomacal pero mi vecino me trajo un pay de queso delicioso, homemade, que me ha alegrado el día y me fui con menos predisposición a comprar al DIA. En menos de 15 minútos compartí con 2 nacionalidades diferentes: mi vecino español, la cajera ecuatoriana y yo comprando unos kiwis neozelandeses y sigo viva.